Estamos en ese punto de la campaña cuando los
más exigentes empiezan a ignorar las circunstancias. Cuatro resultados que se
puede interpretar como adversos solo por los marcadores, hacen que los resultadistas
empiezan a ponerse nerviosos. Pero no se pueden obviar los matices. De los 4
partidos, hemos jugado 3 como visitante. En Las Palmas Acciari fue expulsado
muy rigurosamente en el primer tiempo, y se deja sin señalar un más que probable
penalti sobre Tete. Contra el Córdoba, el Real Murcia jugó un gran partido, una
decisión rigurosa en contra (manos de Mauro y penalti) y un disparo que rebota
el balón con la mala suerte de acabar en nuestra portería nos privaron de una
merecida victoria. En Sabadell no estuvimos finos, pero de nuevo un gol de
rebote en contra y un penalti de nuevo dudosísimo nos dejó sin puntuar. En
Lugo, contra el segundo clasificado, se mereció ganar pero nos faltó rematar la
faena cuando mejor lo teníamos – el que perdona, acaba pagando, y así fue. En
los 4 partidos (como en el resto de la temporada), competimos bien. Seguimos
arrastrando un balance claramente negativo en las decisiones de los árbitros,
que (según dicen) debe equilibrarse antes o después. Al igual que algunos son
rápidos para decir que el Real Murcia sólo marca a balón parado, deben decir
alto y claro que en 450 minutos de fútbol solo hemos encajado un gol que se
puede considerar sano. Los rebotes y
penaltis raros, poco se puede hacer. Esos (muchos) minutos me dicen que en
defensa vamos a más. Lástima la lesión de Oscar Sánchez, pero confío plenamente
en los que salen a jugar. La ética de trabajo está en toda la plantilla.
El sábado (18 horas, Nueva Condomina) toca la
visita de otro histórico, el Real Sporting de Gijón. Partido sin duda muy
atractivo, pero que de nuevo puede producir cualquier resultado, pero en el que
seremos competitivos. Pero lo que me tiene preocupado es la impaciencia del respetable si el resultado no es
favorable. Casi todos los proyectos han tocado similar fin, esa impaciencia y
la exigencia de resultado inmediato, y condenar sin posibilidad de mejora a
plantillas y técnicos. Tantos fracasos, evidentemente, no dan para aprender.
El proyecto actual me encanta. Somos un
equipo que empieza a tener una personalidad definida. Currante, difícil de
superar, jugadores con ganas, profesionales, con unos canteranos muy
prometedores. Con ética. Así debe ser
el Real Murcia siempre, un equipo competidor que nunca pone facilidades. Con
gente que quiere el club. The way we do things. Our way.
Nuestra manera. Ni tiki taka, ni con la chequera. Dejémoslo hasta el final.
Pasé lo que pasé.
Esto de cambiar de entrenador y de proyecto cada vez que encadenamos 4
derrotas tiene que acabar. Nuestra historia es un fiel testigo de los
resultados de la impaciencia. Soy de los que piensan que el tan criticado Lucas
Alcaraz puede habernos mantenido en primera, pero segurísimo de que en caso de
descender, nos hubiese devuelto de nuevo a primera en la campaña siguiente y
con lecciones aprendidos (lecciones que ahora disfruta el Granada, 8º en
primera). Con Iñaki Alonso también hubo el principio de un equipo con
personalidad, pero algunos de los “profesionales” dejaron mucho que desear.
Quién sabe si con esta misma plantilla Iñaki podía tenernos en similar
posición. Sin él, descendimos, no lo olvidamos. Siempre puede ir a peor, y así
ha sido casi siempre.
O sea que “vamos Real, hasta el final”….final del partido, final de
temporada y sobre todo, hasta el final del proyecto.